domingo, 3 de febrero de 2013

Donde se aspira tu huella inextinguible.

Desde el quejido hiriente
 de la noche,
atrapada en esta insoportable levedad
 cuando se adormece la esperanza y  angustiada queda en las red
de una tediosa espera.
 En tanto el viento silva…
 en esas horas sin tregua arrebatándote del olvido,
 para configurar nuestra existencia.

 Untándome de paso,
con palabras empolvadas
de un azul índigo...
 recuerdos que se muerden como enredadera,
 entre las  aspas y remolinos,
 y así poder desde este ensueño
 aspirar tu huella en lo inextinguible.

 Desnuda, indomable, sin collares ni perlas…
 ungida  en  ese olor tan tuyo
 donde me pierdo sin excusas
 como hiedra adherida a tu espalda de varón.

 En una noche de ámbar y zafiros,
cuando resplandecen las quimeras
 y ese color amarillo quemado,
 sigue cayendo sobre el ocaso…
 con trazos de pura inocencia,
 en el límite de lo perfecto.

 Doris Melo Mendoza. 2012

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